Es difícil alcanzar armonía en general, esto se agudiza cuando llegamos a la tercera edad.
El desgaste del propio cuerpo, la disminución de calidad de vida que esto lleva a la pérdida de fuerzas, puntos de apoyo nos provoca sentir soledad e inseguridad, hacen que aumente la desazón, hasta poder llegar a derivar en angustia vital.
El mayor necesita vivir el tiempo con una alta dosis de carga humanitaria, de tranquilidad, de paz, para que se vida sea plena y amena en todo su entorno, para ello el cuerpo y la mente tiene que sentirse en paz consigo mismo.